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17 »Con el fin de purificar a quien quedó impuro, se echará en una vasija un poco de la ceniza de la vaca del sacrificio por el pecado y se le añadirá agua fresca. 18 Alguien que esté puro tomará el hisopo y lo mojará en el agua, luego la rociará sobre la carpa, los platos y las personas que estuvieron ahí. La rociará también sobre el que haya tocado los huesos o el cadáver de alguien que haya muerto en batalla o de muerte natural, y también sobre el que haya tocado una tumba. 19 El que esté puro rociará esa agua al tercer y al séptimo día sobre el que está impuro; al séptimo día ya lo habrá purificado. Enseguida, el que está impuro debe lavar su ropa y bañarse, pero quedará impuro hasta el atardecer.

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